Volver a morder la misma manzana que ya me envenenó una vez.
Es tropezar en la misma piedra.
Y volver a pasar por ese veneno, dulce pero doloroso,
que te corroe por dentro alcanzando cada una de las fibras de tu cuerpo,
No es para nada deseable. Pero tienta y seduce.
Tonta de mí si vuelvo a saborearlo.
Y si me dejo llevar por el caprichoso deseo de tu cuerpo.
Porque esta vez... quiero que seas tú el que se envenene, suave y delicadamente.
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