Prefacio
''Empecé a escribir cuando tenía ocho
años, entonces no sabía que me había encadenado de por vida a un noble pero
implacable amo, cuando dios le entrega a uno un don también le da un látigo. Y
el látigo es únicamente para auto flagelarse''.
Música para camaleones, Capote.
¡Qué bueno! Nunca lo había pensado de ese modo...
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