Llegan las mañanas
de puertas cerradas
y camas vacías,
con dolor
pero sin respuestas.
Palabras que te encuentran
en un estado de repulsión
representado
por el olor a tabaco
y la desesperación
de que todo sigue sumido
en la más profunda
y asquerosa
putrefacción
Esos son mis domingos.
ResponderEliminarCómo odio los domingos...
Y los mocos, no nos olvidemos de los mocos.
ResponderEliminarA veces hay que abrir las ventanas para dejar que el viento se lo lleve todo. Abrir puertas y ventanas para que desaparezca ese caos.
ResponderEliminarUn besito
Vaya, creo que me voy a pasar mucho tiempo leyendo este blogg.
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