no quería aprender
que al final
todo da igual
porque es la luna la que manda
la que no da respuesta
porque el querer
no se va con los soles
ni vuelve con otros roles
de mujer fatal
de torturas nocturnas
de otro desdichado amanecer
con un paisaje lleno de dunas
y tintes
Todo da igual pero siempre está ahí, y duele, así que... no da tanto igual. En cualquier caso, algún día un atardecer le devolverá la sonrisa.
ResponderEliminarHe llegado a tu blog dando saltos por otros, y me alegro porque me gusta mucho. Me quedo por aquí.
ResponderEliminarIgual tenemos que aprender que la luna también nos puede ayudar a sonreir.