Ni contigo, ni sin ti.

Mi cuerpo se derrite, cuando te acercas, cuando me tocas.
Siento que si me miras ya no tengo el control de nada,
y cada vez más cerquita, más cerquita, me besas.
Un beso de esos que hacia tiempo no sentía,
cálido.
Me tocas, me acaricias... no reacciono.
No lo entiendo, tienes una capacidad innata para nublar mi mente.
Ya nada importa, eres tú.
Hasta que te vuelves a alejar, ya no estas cerca.
Mi mente se pone en marcha de nuevo, puedo pensar con claridad.
Entonces tengo miedo, no estas conmigo, en realidad nunca lo has estado.
Ya me abandonaste una vez, probablemente lo vuelvas a hacer.
Y duele, duele pensar que no te importo.
Simplemente duele.
Entonces huyo, de ti, de todo lo que tiene que ver con tu cuerpo.
Por el miedo a sentir lo que ya sentí.
Por el miedo a que me hagas daño, otra vez.